La psoriasis es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca por error a las células sanas de la piel, lo que provoca una sobreproducción de células cutáneas.
Los síntomas comunes incluyen manchas rojas, escamosas y gruesas en la piel, picazón, ardor y dolor, generalmente en los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y la espalda baja.
Existen varios tipos, entre ellos la psoriasis en placas, la psoriasis guttata, la psoriasis inversa, la psoriasis pustulosa, la psoriasis eritrodérmica y la psoriasis ungueal.
Los desencadenantes comunes incluyen infecciones, clima frío, lesiones en la piel, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y ciertos medicamentos.
Las opciones de tratamiento incluyen cremas tópicas, terapia de luz y medicamentos como metotrexato y ciclosporina para controlar los síntomas y retardar el crecimiento de las células de la piel.
La psoriasis puede aumentar el riesgo de desarrollar otras afecciones, como artritis psoriásica, problemas oculares, obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.
Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, tabaquismo y obesidad; aproximadamente un tercio de los casos comienzan en la infancia.
Si bien no existe una forma segura de prevenir la psoriasis, mantener un estilo de vida saludable, controlar el estrés y evitar los desencadenantes pueden ayudar a reducir el riesgo de brotes.
Los investigadores están trabajando para comprender mejor los factores genéticos y ambientales que contribuyen a la psoriasis, y se están desarrollando nuevos tratamientos y terapias.
Con el tratamiento y el cuidado personal adecuados, las personas con psoriasis pueden controlar sus síntomas y llevar una vida activa y plena.