Fisioterapia: Los ejercicios y estiramientos específicos pueden mejorar la movilidad y la fuerza de la rodilla, reduciendo el dolor y las molestias.
Inyecciones de ácido hialurónico: Las inyecciones de viscosuplementación pueden ayudar a lubricar la articulación de la rodilla y reducir el dolor.
Terapia con plasma rico en plaquetas (PRP): Las inyecciones de PRP pueden estimular la curación y reducir la inflamación en la articulación de la rodilla.
Terapia con células madre: Las inyecciones de células madre pueden promover la reparación y regeneración de tejidos en la articulación de la rodilla.
Acupuntura: esta técnica de medicina tradicional china puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación en la rodilla.
Inyecciones de corticosteroides: Las inyecciones pueden reducir la inflamación y aliviar el dolor en la articulación de la rodilla.
Control del peso: Mantener un peso saludable puede reducir la presión sobre la articulación de la rodilla y aliviar el dolor.
Ortesis y aparatos ortopédicos: el uso de rodilleras u ortesis puede brindar apoyo y estabilidad a la articulación de la rodilla.
Modificaciones del estilo de vida: realizar cambios en las actividades diarias y las rutinas de ejercicio puede ayudar a reducir la tensión en la rodilla y aliviar el dolor.
Medicamentos para el control del dolor: Las opciones alternativas para el control del dolor, como los AINE o las cremas tópicas, pueden ayudar a controlar el dolor de rodilla.